jueves, 10 de julio de 2008

Home, sweet home

Bueno, bueno, nuestros fieles y perseverantes seguidores, aquí estamos de nuevo, para contarles qué anduvo pasando por los pagos de Chávez, y qué suponemos que pasará de ahora en más…
Hace ya más de un mes desde nuestra última entrada (la venezolana, que no los relatos del paraíso que anda haciendo nuestro Dedo Mayor). Ha sido un mes de puro trabajo, con el objetivo, entre ceja y ceja (la de Maipa y la de Santi… una para cada uno), de juntar tantos morlacos como nos fuera posible. En el caso de Meñique, para continuar su ascenso latinoamericano; en el caso de Pulgarcito, para pagar el pasaje de vuelta a Argentina. No han sido días vanos, en esa búsqueda.
Como les habíamos adelantado, encontramos en Coro una posada fabulosa, que por nombre lleva “Casa Tun-tun”. Muy musical, muy africana. Muy linda.



Allí hemos conocido a algunos de los personajes más divertidos y entrañables de este viaje: Tío Guille (por mal nombre "Tronko Siffredi"), Petit Napoleón, Platini, Little John, “Nebulosa” Naím, “Morocco” Sara y otros peregrinos. Linda gente, con quienes nos sentimos como en casa. Tun, tun.
Nuestro plan consiste en trabajar durante la semana en Coro, ofreciendo nuestros artículos de macramé, sobretodo, a los y las estudiantes de varias universidades. Estos, después de un mes y algo, están ya podridos de vernos, y, con algo de resignación, nos saludan cuando nos cruzan por la calle – que es seguido-: “¡Eh, hippies!”; “Hippies ya no quedan, amiga, los mató la Mezcalina”.


Bue, la cosa es que Coro ya es como un segundo Camaná (Perú) para nosotros.

Durante los fines de semana nos vamos a la glamorosa Villa Marina: una simpática playita en la que se encuentran con religiosa puntualidad maracuchos, caraqueños, valencianos, puntofijenses y lindas gentes de otras procedencias, ansiosos todos por adquirir nuestra mercadería. “Eh, hippy, para ver tus cintillos”; “Cómo no, señora, puede probárselo, tenemos un espejito, es de hilo encerado, que no pierde color, ni se estira… tiene cintillo para rato, je, je, je”.
Con esta simple – y a la vez compleja- rutina, hemos logrado ahorrar algunos bolívares, sí, pero siempre estamos agazapados en busca de nuevas oportunidades. Y aparecen, no se crean… Coro fue, hace un par de semanas, sede del II Festival de Cine de los Pueblos del Sur. Una cuarentena de películas – largos y cortos- se proyectaron en varias salas de esta histórica ciudad, para beneplácito de nuestra cinefilia hambrienta. Pero, paralelamente, el diario Nuevo Día, con sede por acá nomás, convocó a un concurso de “crónicas” de las películas proyectadas, ofreciendo un premio no poco atractivo para la que considerasen la mejor de ellas, y la segunda. Nosotros, claro, no quisimos quedar fuera del juego y, mermando algo en nuestra febril producción artesanal, nos dispusimos a ver cuantas películas pudimos, para hacer tantas crónicas como nos resultase posible.




Fueron cuatro, al final, no tantas. Pero suficientes: logramos hacernos con el primer premio del certamen, acrecentando nuestras arcas, sí, pero también nuestro ego, que no es menos importante.



Además, hubo entrega del premio en la gala de cierre del festival, sobre alfombra roja, momento que quisimos inmortalizar en una fotografía que nos hiciera quedar como “poetas malditos”, en actitud irreverente e iconoclasta. Quedó esto, bue, quevasé.











Así las cosas, Pulgarcillo ya sacó el pasaje de vuelta a Buenos Aires, con fecha del 15 del corriente mes. Al respecto dijo: "qué huelga, ni huelga... ahora se van a enterar de lo que es el desabastecimiento".

Meñique, por su parte, continuará un tiempo más por estas tierras, hasta que le sea posible seguir el rastro del Dedo Mayor, por las angosturas de Centroamérica. No faltará tanto, sin duda.

Por ahí va el asunto, con una mano ya casi desmembrada del todo, aunque sólo por ahora, y de un modo figurativo, como podrán imaginar.


Quedan aventuras por relatar, fotos que mostrar. Queda camino. No se lo pierdan.


miércoles, 2 de julio de 2008

Parque Nacional Manuel Antonio y Tortuguero

Enviciado por la fauna y flora Tica, seguí en búsqueda de mas y mas. Desde San José, me fui unos kilómetros mas al sur sobre el pacifico al Parque nacional Manuel Antonio, uno de los mas chicos de Costa Rica que pertenece al clima tropical húmedo.
Si bien el Parque es bonito por que el sendero que uno recorre va desembocando en distintas playas, muy recurridas por los turistas, pierde un poco su encanto por los grandes grupos que lo transitan, muchos de ellos sin intención alguna de disfrutar de su naturaleza.
La suerte seguía de mi lado en la búsqueda de la fauna tica. A metros de ingresar, me encuentro a un guía mostrándole por su monóculo a su grupo una especie de ranita verde, “la enmascarada” posando sobre una inmensa hoja verde que la camuflaba bastante bien . Seria innumerable mencionar los insectos mamíferos, anfibios que fui encontrando, que si bien esta lleno de estos, hay que buscarlos bastante!. En resumen pude ver, a un perezoso alimentándose en un árbol, varias especies de grillos, monos capuchino o cara blanca, monos aulladores, monos titi , aves, en fin… una buena dosis de fauna y flora.




Desde Quepos, el pueblo cercano al parque, volví por tercera vez a San José, paso obligado para ir a cualquier destino. Esta vez para ir en dirección contraria casi sobre la frontera con Nicaragua en el mar Caribe, al parque nacional Tortuguero, con un clima lluvioso de casi 6000 milímetros anuales y playas de arena negra.
Tuve que hacer como tres conexiones de colectivos hasta llegar a Pavona y de ahí una lancha a través de un rió, con un paisaje selvático, y en donde a pocos minutos de salir el que conducía la lancha se detiene para mostrarnos algo sobre las malezas a orilla del mismo rió. Parecía ser un tronco grande, quieto, cuando de repente salta al agua y vemos que era un inmenso cocodrilo, increíble!!!
Como bien lo indica el nombre este parque nacional protege principalmente a la Tortuga verde, que junto con la Baula y Carey viajan desde Nicaragua para desovar sobre estas costas.
Salimos con la excursión en búsqueda de una de ellas, y ni bien llegamos a la playa vimos sobre el piso a una Tortuga Verde de un metro de largo y casi 200 kilos, estaba tapando sus huevos para regresar al mar. Este es un proceso de casi dos horas desde que sale la tortuga hace el pozo desova, los tapa y regresa. Puede poner alrededor de 200 huevos, pero se estiman de que de un total de 1000 huevos que se ponen solo 1 sobrevive a los depredadores terrestres y marinos. Muchos grupos de turistas la rodeaban emocionados por semejante espectáculo, viendo como esa masa gigante se arrastraba para regresar al mar totalmente exhausta, ya que permaneces en trance mientras desovan y esto es una ventaja para los jaguares del parques que aprovechan para alimentarse de ellas.
No hay fotos ni videos, ya que esta totalmente prohibido usar flash y para prevenir directamente no permiten llevar las cámaras. Incluso las únicas linternas que se usaban eran de luz roja para disminuir menos el impacto que produce la luz en las tortugas.
No podía pedir mucho más después de haber visto eso. De todas maneras salimos al día siguiente en canoa con David nuestro guía, a recorrer los canales del parque y observar a la naturaleza a las 5 de la mañana hora en que la mayoría de los animales diurnos comienzan su jornada.
Aunque sabia que era muy difícil, tenia la esperanza de poder ver algún caimán o algún otro cocodrilo, o bien la figurita difícil del álbum….a un manatí. Pero esta vez no pudo ser. Puder ver al mono arana con sus crias, la cuarta especie de monos que me faltaba ver en Costa Rica.
Por cuarta vez me encuentro en San José esperando que en dos horas sale mi colectivo rumbo a Granada Nicaragua, así que volveremos a estar en contacto desde alla.
Tuve noticias desde Venezuela de Pulgar y Meñique, buenísimas noticias que dejare en manos de ellos, quienes están trabajando duro para comprar el pastel de cumpleaños de nuestro querido Pulgar!!!